viernes, 25 de febrero de 2011

el lechazo al horno definitivo, un asador castellano en su casa






Después de tanto tiempo sin "cocinar", uno está un poco desentrenado, así que vamos a empezar a lo grande, con una receta de esas complicadas, complicadas, con mil ingredientes y un mediocre resultado ;-)
Para ello necesitamos lechazo, sal y agua, ni un ingrediente más ni un ingrediente menos.
Como apoyo logístico, nos vendrá bien una cazuela de barro, un horno y un par de tenedores para dar la vuelta al lechazo.
Con semejante despliegue técnico y de productos, es imposible hacerlo mal, esto tiene que estar rico seguro, y cuando veáis la elaboración compleja que lleva ...
Al tema, aquí si que el producto va a marcar el resultado.
Necesitamos auténtico lechazo churro, el mejor que podáis comprar.
Yo este del post lo hice con un lechazo normal y no veáis que diferencia, lo tuve 2 horas largas más de horno y el resultado no fue tan bueno como cuando lo hago con lechazo bueno, también es cierto que este cuesta la mitad...
Yo uso paletillas partidas en 3, pero cada uno es libre de meter al horno lo que quiera.
Una vez partidas las salamos, aconsejo alguna sal rica en minerales y pura para que transmita un poco de mineralidad a la blanca carne del lechazo.




Ponemos en la cazuela de barro un poco de agua mineral, que cubra el fondo, y encima el lechazo.
Lo metemos al horno con calor por arriba y por abajo siempre por debajo de los 100º de temperatura, esto es la temperatura que marca el horno, "la de la rosca", porque la temperatura interior sera sensiblemente menor.
Cuanto más baja de los 100º sea la temperatura mejor será el resultado y más tiempo nos llevará, el mejor que hice fue una vez a 80º unas 7 horas.
Yo a veces lo hago con el ventilador y otras sin él y no acabo de tener claro como me gusta más.
Os cuento, con el ventilador se "seca" más, con lo que hay que tener más cuidado y la cocción es más delicada, el agua se evapora y hay que añadir frecuentemente y dar la vuelta al lechazo más a menudo.
Como ventaja tiene que al evaporarse el agua, los jugos del lechazo se van caramelizando en la cazuela y los vamos desglasando cada vez que echamos agua y al final te queda un juguin de morirse.
Si no ponéis ventilador todo es mucho más fácil, el agua no se evapora y sólo hay que darle la vuelta de vez en cuando.
Dependiendo de la calidad y edad del bicho, de la temperatura del horno, tardará más o menos.
Este del post lo tuve 5 horas y pico a 100º, la anterior que había hecho que era un lujo de bicho (delicatessen Antonio en Avilés) estuvo cerca de 4 a 90º y fue un auténtico espectáculo.
En todo caso lo vais viendo vosotros, pincháis, probáis, oléis, tocáis, etc etc.
Cuando veáis que ya esta en su punto hay que tostar y hacer un poco más apetecible esa piel.


Como estamos a baja temperatura el lechazo sale blanco y visualmente nada atractivo, por no hablar del plus de sabor que le da el ligero tostado superficial.
Podríamos gratinarlo un poco, pero se seca más y ya que llevamos currándonos esa jugosidad unas cuantas horas no es plan de estropearlo ahora.



Sacamos el lechazo y subimos el horno a 180º, cuando esté a esa temperatura lo metemos hasta que adquiera un bonito color, le damos la vuelta y listo, esto lleva poco tiempo.
A disfrutar y a pensar en el acompañamiento para este pequeño gran lujo, ahí no doy ideas...

Gracias diletante por la receta, en esta familia te están muy agradecidos jeje ;-)



Pd.: antes de que algún autodidacta valiente se atreva a añadir algo más a la lista de ingredientes necesarios, alguna especia, ajo, vino blanco etc etc, ruego probéis a hacerlo así una vez por lo menos.

Y ahora un poco de r'n'r de parte de su majestad, Alvin Lee


sábado, 19 de febrero de 2011

Etxebarri





Un poco ya cansado de sitios planos, de encontrar más de lo mismo, de falta de emoción y de valentía, de supuestos grandes que en la actualidad y al cocer menguan, nos fuimos hasta el precioso pueblo de Atxondo.
Me apetecía algo distinto de verdad, no los "típicos" platos sin alma, esos que media hora después de comerlos ya ni los recuerdas, así que con toda la ilusión del mundo puse rumbo al etxebarri y creo que acerté, no olvidaré esta comida ;-)
Tenía muchas ganas de comer producto, estoy un poco cansado de los sitios en los que pagas un dineral y te ponen productos "de segunda", matizo esto, quiero decir que yo en mi vida, en el mundo que me rodea a diario y buscando un poco, preocupándote, en mis "tiendas" habituales, los compro mejores, en este sentido también acertamos en el etxebarri.


El restaurante está enclavado en un paraje inmejorable, rodeado de montañas "salvajes", aire limpio, rural y puro sumamente auténtico, me encantó el sitio.



La planta baja tiene una barra para tomar algo de la que llegas o de la que te vas, como fue nuestro caso.


El pueblo es muy pequeño y no tiene apenas de nada, por lo que en el "bar" del etxebarri se reúne gente del pueblo, desde el paisanín más "aldeano" hasta los jóvenes, pasando por una señorina que va allí a merendar sus 3 mandarinas y una pera.
Cuando acabamos la comida, nos quedamos tomando algo abajo con unos amigos de la zona y pude observar todo esto en las dos horas que allí estuvimos achicando Paulaner de lo lindo, sinceramente me gusta el sitio y el ambiente, auténtico.



En la planta de arriba todo cambia, mucho más elitista, aquí la gente viene a gastarse una pasta y ya no se ven señorinas comiendo mandarinas, es un ambiente propio de cualquier restaurante estrellado y caro, con lo que conlleva, para lo bueno y para lo malo.

Antes de empezar con el menú voy a hacer una crítica al servicio.
No pocas veces leí este problema, que si las camareras son tal o son cual, yo personalmente no hago mucho caso a este tipo de críticas pues es totalmente subjetivo y depende mucho de como sea el cliente.
Pero la verdad es que es una cosa que yo sin duda cambiaría.
No me apetece extenderme demasiado en ello, pero resumiendo, no te dan información de ningún plato, son bruscas como ellas solas, están como cabreadas, demasiado serias y hasta roza la mala educación en ocasiones, salvo una que era un encanto de persona, por suerte nos atendió bastante, ojalá sólo lo hubiera hecho ella.
Ignoro si hubo algo en nosotros que no les gustara, si no les gusta que hagas fotos a los platos o lo que sea, o si son así con "todo el mundo", bueno, con todo no, eso me consta.

En fin, un detalle al que no le doy demasiada importancia porque disfruté mucho con la comida y que no debió ser para tanto porque con el tiempo sólo me queda buen recuerdo del sitio, más si cabe que cuando fui (hace un mes escaso)

Nos sentamos y traen la pequeña carta, iba más o menos aleccionado sobre que pedir porque Jorge Diez había ido días antes y me había comentado, pero así todo me lié, me apetecía probar todo, se pueden pedir medias raciones para dos, con lo cual te emplatan en cuartos individualmente, así que esa era la idea, probar muchas cosas, pero seguía sin saber que platos castigar y perderme la oportunidad de probar.
Quiero dejar claro que si te decantas por esta opción puedes tener una grandísima comida por relativamente poco dinero, si no te metes en angulas, caviares y cosas similares es imposible superar los 100 euros por persona, sin bodega por supuesto, y se puede hacer por bastante menos.
Ejemplos de precios, mantequilla casera 12, anchoas 24, foie 25, ensalada de bogabante 27, croquetas 18, chistorra 18, bacalao 25, almejas 35, bogabante a la brasa (el kilo) 75, nécora a la brasa 24, ostras 27, jamon iberico 22, esto y 2 o 3 platos más es toda la carta.

Seguí leyendo y abajo de la carta está la opción del menú degustación, me atrajo enormemente.
Fui consciente de que saldría más caro que pedir diversos platos fuera del menú y también de que tal vez algún plato no me enamoraría, no tenía pensado pedir super productos, percebes, angulas etc etc, pero así todo nos decidimos por el menú degustación y nos pusimos en manos del maestro Arguinzoniz y del destino, bueno, no sin antes ampliar ligeramente el menú con dos platos que no podía perdonar, uno fueron las croquetas y otro la gamba, mi debilidad, medias raciones de ambos.



Llega el pan, dos tipos, me gusta, la cosa empieza bien, elaborado en la casa con leña de roble, se nota, a partir de aquí todos los platos salen a una velocidad de vértigo, quizás demasiado, no hay tregua entre plato y plato.


Un aperitivo de la casa, brandada de bacalao
Una fina tostada, tostada de verdad y en su punto perfecto, una brandada de bacalao exquisita y delicada, como más adelante confirmé, este hombre sabe cocinar a parte de manejar las brasas y el humo como nadie.


Ahora y un poco cómicamente, os trataré de hacer sentir lo que uno vive cada vez que las amables camareras te traen un plato.
Las ves venir por el pasillo, serias como ellas solas, casi dan miedo jeje.
Se paran en tu mesa, ni te miran, tu tampoco miras no vaya a ser que parezca mal y sólo oyes:
"Plassss" (platazo sobre la mesa), y una voz que dice firmemente "la mantequilla", se hace el silencio y la señora se va.
Esto se repite durante toda la comida, plas la gamba, plas las percebes, plas la anchoa etc etc
Ya se que no hay mucho que contar mujer, pero algo más se puede decir de este o estos humildes platos ...


Bueno, una cosa no quita la otra, vamos con esta humilde mantequilla casera de cabra
Es una de las cosas que más me llamó la atención, el binomio entre los lácteos y la parrilla, humo, brasa, llámenlo como quieran.
Es una auténtica maravilla para los sentidos y un descubrimiento gustativo impagable estos sabores, el ahumado está totalmente impregnado, es como si las cabras dieran esa leche.
Fantástica, coronaban unas abundantes láminas de trufa e inundaba el plato un sutil atajo al ahumado, sal ahumada gris en ligeros copos.


La anchoa en salazón
No hace falta ser ningún experto para reconocer la artesanía de esta anchoa, traía hasta el rabo ;-)
De nuevo una tostada de verdad, da gusto encontrar las pequeñas cosas bien hechas, que difícil es!!!!
Como es habitual en la casa, el humo está presente, esto será una constante en toda la comida, bueno en toda excepto en un patinazo, de ellos o mio, aun no lo sé.
Platazo, simplemente es que no es la mejor anchoa que comí, pero una pasada, nada que ver con lo que se conoce como anchoa.
Si cabe, potenciaría un poco el salazón que era demasiado delicado.



Croquetas de jamón
No podía irme de allí sin hacer la prueba de la bechamel, tengo una máxima, todo cocinero debe saber bordar una bechamel y una tortilla de patata, siempre me gusta probar estas dos cosas en los mejores restaurantes, me parece muy significativo y la experiencia me dice que donde hay buenas croquetas y tortillas se come fantásticamente.
Muy buenas croquetas, de nuevo no son las mejores que comí, pero francamente buenas, quizás no tanto por la técnica como por la materia prima, si es que no se que narices comen esas vacas pero en general el apartado lácteo es insuperable en esta casa.



Las percebes
5 hermosas percebes de un tamaño considerable.
Uno es pescador y de familia pescadora y está un poco refalfiadín de comer percebes, lo que no quita para que sepa valorarlas y apreciarlas, eran de una muy alta calidad.
El problema, que no es tal, es que no note "el humo" por ninguna parte, tanto es así que estaba seguro que no estaba hechas a la parrilla, aunque me extrañaba.
Me mosqueaba un poco la piel, estaba demasiado dura y seca para haber sido cocida.
La carne tenía la misma textura de las que cueces en agua.
Las comimos y cuando llegó la camarera a retirar el plato le pregunté:
-- Disculpe, me puede decir si las percebes están cocidas en agua o llevan algún tratamiento o cocción especial?
-- Como cocidas en agua? las percebes están hechas a la parrilla, no lo nota usted?
Se hizo el silencio, evidentemente no contesté a tan retórica pregunta, pero no, no noté el humo, sólo la potencia de la excelente percebe.


La gamba de Palamós
Es una cosa realmente auténtica, es un producto excepcional, cada día me enamora más, poco que decir, el que no haya probado una gamba de verdad que lo haga y me entenderá.
Inmejorable cocción de la gamba y junto con el ligero y sutil ahumado hacen un matrimonio perfecto.
Sólo pensaba cuando la comía que mi nueva meta gastronómica en la vida es ir al etxebarri a comer gambas hasta cansar, previo cuponazo, por supuesto.
Un plato para morirse tranquilo después de degustarlo.



La ostra
Igualmente otro matrimonio perfecto, son platos francamente difíciles de describir, son todo sensaciones, no me salen las palabras.


La txistorra
Con esta humilde txistorra creo que fue con el plato que más disfrute de la comida.
Exagerada, diosssssssssssssssssssssss, quiero volver a probarla!!!!!!! quiero muchas txistorras!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Una textura sorprendente.
Una txistorra "cruda" marcada en la parrilla y casera como pocas cosas pueden serlo, ahumada increiblemente bien, sobre un "pan" de maíz igualmente excepcional.
Un puñetero platazo de los pocos que te quedan en la memoria para siempre.



El huevo
Un clásico, venerado por muchos aunque no por mí.
Es un buen plato, pero no enamora.
En la base un puré de patata violeta, la yema y una barbaridad de trufa.
Quizás sea que compite con rivales demasiado "grandes".


Las angulas
No tenía pensado pedirlas, no es una cosa que valore, que me guste sobremanera y sobre todo que no estoy dispuesto a pagarlas porque me aportan más bien poco.
Pero estas sin duda son las mejores angulas que comí y creo que comeré en mi vida.
Aquí el matrimonio producto-brasa se eleva a la máxima expresión, si creyera en los milagros diría que es uno de ellos conseguir esa textura y sabor de una "simple" angula, sin duda una experiencia de lo más enriquecedora, chapeau maestro.



La chuleta
Inmejorable fin de fiesta.
Muy buena chuleta aunque creo que, por ejemplo, comparándola con la calidad de la gamba, está un escalón por debajo.
También es cierto que es más difícil encontrar una buena carne de buey que una buena gamba.
No iría hasta allí a comer la chuleta porque muy poca o ninguna diferencia encuentras con otros buenos asadores.
Sólo una pequeña pega, para otros todo lo contrario, para un carnívoro empedernido como yo, estaba demasiado maquillada y recortada, la agradecería más "basta" y menos presentada.
De nuevo un pequeño detalle cuidado al máximo, unos buenos vegelates, una lechuga que sabe, a tierra no a aire donde parecen cultivar la mayoría.

Hasta aquí el apartado salado, unos platos de irse derecho al cielo y otros más flojos, pero con todos se disfruta.
El tan temido humo se torna amable y sutil, no llegando en ningún momento a sobrecargar, a molestar, a desbordar, a saturar, en absoluto, en cada plato se comporta de manera diferente adoptando mil caras, así que el que tenga ese temor que lo olvide.
Sin duda es toda una experiencia y una comida que todo amante de la gastronomía debería disfrutar.


Llega el momento dulce, yo creía que no podría mantener el tipo frente a lo comido hasta el momento, pero vaya si lo hizo.
No se complican mucho, nunca se complican, apuestan sobre seguro y en los postres te hacen disfrutar como un niño.


Infusión de frutos silvestres con helado de queso
El helado, vaya helado!!!!!!!!!!!!!!!!! sin duda y rotundamente el mejor helado de mi vida.
De nuevo el lácteo, parte de una materia prima inmejorable y el resto de pasos hasta que el helado cobra vida no se quedan atrás, con lo que el resultado no puede ser otro, un diez en sabor y un diez en textura y técnica del helado.
La infusión que por si misma no te haría ni molestarte en nombrarla, junto al helado se volvía parte indispensable del postre.


Helado de leche reducida y torrija de pan
Aquí se complican un poco más y muestran un poco de cocina.
De nuevo un helado de diez, junto con el anterior, el mejor de mi vida.
Y la torrija, sin palabras, un torrijón más bien :-)
Absolutamente perfecta.
Uno de los postres con los que más disfrute en mi vida.



Regamos este menú con un blanco del Loira que no brilló en ningún momento, acompañó medianamente algunos platos y desfalleció en muchos otros.
Ni que decir tiene que no hay servicio de vino, te tiran la botella en la mesa y tu mismo te sirves durante toda la comida.

El menú son 120 euros, la media de gamba de Palamós 16,50 euros, la media de croquetas 9 euros y el vino 25, todo ello sin incluir el iva, en total 320 euros.


Y ya está todo, nuestros amigos nos estaban esperando en la planta de abajo y allí estuvimos un buen rato más exprimiendo un maravilloso y gran día en nuestras vidas.
Gracias etxebarri.



miércoles, 2 de febrero de 2011

Restaurante Berasategui




Que pocas ganas tengo de hacer este post, lo haré porque soy un bocazas y ya dije que iba a ir y hay gente esperando, si no, no lo hacía.
Tenía esperanzas de disfrutar de una gran comida en esta casa, admiro a Martín Berasategui como a pocos cocineros, lo considero un COCINERO de verdad y es un tipo que me cae muy bien.
Todo esto y la recomendación de algún cocinero al que admiro, me hizo elegir al restaurante de Martín antes que a otros.
El final? que no disfrute tanto de su cocina, que no fui feliz en su casa y es lo que uno pretende cada vez que va a comer a un restaurante semejante.



El restaurante precioso, el servicio inmejorable, la sala, todo, pero falla lo que me llevé a la boca.
Tal vez no es que falle tanto y quizás sea que yo pongo el listón muy alto o me estoy volviendo más tonto aun, pero considero que hablando de estos niveles de gastronomía no se debe poner más bajo.
Encontré una cocina un poco plana, sin demasiada personalidad, sin potencia, nada atrevida, no encontré mi ansiado sabor, no encontré raíces, si encontré un menú caro y escaso, no encontré alardes técnico, ni producto, si muchas espumas y demás técnica repetitivas.

Sólo un apunte que a mí me dice mucho, desde que entré por la puerta hasta que salí pasaron menos de 2 horas, comimos el gran menú desgustación, el único y más largo que hay, 165 eur más iva.

El servicio es el más joven que vi nunca y tremendamente profesional, muy bueno, aunque quizás vayan un poco rápido.
Uno pretende relajarse y disfrutar un buen montón de minutos en un sitio así, no quiere prisas, quiere parar el reloj, quiere paz y calma.
Nos sentamos y corriendo llegan las cartas, elegimos el menú y el vino y pronto traen el pan.




Una pena de pan e impropio de un restaurante de esa categoría.
Dan a elegir 3 variedades, probamos dos y no tuve ganas de probar más, no diré que era malo, era normal, tipo industrial y correcto sin más, un poco adornado por venir ligeramente caliente.

Pocos segundos después del pan llega lo que a la postre sería el primer plato del menú.
A mí se me hacía muy raro porque mi cerebro y sentido común esperaba algún aperitivo de la casa para no empezar con el menú 5 minutos después de entrar por la puerta, además lo vi tan pequeño, un mínimo bocado, que no lo acababa de ver como plato ya del menú.
Además, el pequeño tríptico-guía con los platos del menú no llegó hasta la mitad comida, disculpándose el amable camarero indicando que son personalizados para cada cliente y que lo estaban imprimiendo.



2010 Salmón de Keia ligeramente ahumado con algas, polvo de frutos secos, café y vainilla.
Bueno, evidentemente es el primer plato, aperitivo o llámenlo como quieran, del menú, el salmón era tan fino que apenas se apreciaba su sabor.
El apellido de Keia supone que es un salmón ahumado en una empresa vasca llamada Keia (tienen web).
Venía sobre una crema que me pareció de algún tipo de queso o lácteo, muy agradable.
Las algas parecían rodear el salmón como una piel.
Bocado agradable sin mas.


1995 Milhojas caramelizado de anguila ahumada, foi-gras, cebolleta y manzana verde.
Clásico plato de Martín, poco que añadir que no diga la foto y el nombre del plato, la manzana estaba en finísimas láminas bajo el caramelizado.
Me gustó más que el anterior.


2001 Caldo de chipirón salteado con su crujiente y ravioli cremoso de su tinta
Plato que te presentan "en vacío" y en la mesa te añaden el caldo de chipirón.
No dudo que el crujiente de arroz fuera tal en un principio pero al añadirle el caldo se queda con una textura no demasiado agradable para mí, prescindiría de él.
Un delicado caldo de chipirones bien salteados porque tenía un color excelente y un ravioli que aportaba más "sorpresa" al explotar en boca que sabor.
En el plato nadaba un pequeño chipirón exquisito y ligeramente salteado.
Plato agradable pero que no enamora.


2010 Ostra crujiente con ensalada de pomelo y nueces, caviar cítrico.
Ostra rebozada con una corteza muy lograda pero que sigue sin vencer mi repulsa a los rebozados, no aporta nada más que textura crujiente y desvirtuar el sabor de la espléndida ostra.
El resto de guarnición del plato no me dijo demasiado, un granizado de naranja sanguina y en la base una crema de algún tipo de vegetal.
Coronaba una nuez tierna.



2009 Perlitas de hinojo en crudo, en risotto y emulsionado.
Este plato es un poco más sorprendente aunque no mucho porque los platos en texturas ya están bastante machacados.
Todo un homenaje el hinojo, tan desconocido por muchos.
En la base un risotto que no era tal, no había arroz, era sólo el almidón del arroz extraído del mismo, muy agradable y sorprendente.
Una espuma de hinojo y unos "tallarines" de hinojo.
Una vez más agradable pero sin enamorar.



2010 Falso canelón de tocino ibérico con pulpo al vino blanco
Plato un poco pesado, en la base una espuma (si, otra espuma) que no recuerdo de que era, un canelón de tocino perfecto y en cuyo interior había una argamasa cuyo principal componente era la ostra y el tuétano de vaca.
El pulpo insulso y poco más, no me dijo gran cosa este plato, lo vi un poco descompensado.




2010 Huevo de caserío, hongos y un caldo ligero de bosque.
Una buena mezcla de los manidos foie, hongos y huevo.
De nuevo un plato que te "riegan" en la mesa.
Un huevo a baja temperatura ejemplar y excelente, el mejor que comí, una textura de la yema increíble y una fina fina y homogénea capa de clara.
Unos buenos hongos salteados, una crema de foie y un caldo de hongos muy equilibrado y sutil.
Acompañaba unas tiras de jamón de pato y unas láminas de trufa.
Un buen plato aunque este tampoco me enamoró.


2002 Ensalada tibia de tuétanos de verduras con marisco, crema de lechuga de caserío y jugo yodado.
Poco que decir, con la foto te haces una idea, en la base una fina capa de lo que creo que era agua de tomate gelatinizada y encima todos los ingredientes.
Lo único que decir que no encontré nada en el plato templado, todo estaba frío.


Antes de que llegaran el pescado y la carne yo creía que apretarían el acelerador, que los platos ganarían en potencia y en cantidad, hasta este momento se me había hecho demasiado escaso todo, en las fotos no se aprecia el tamaño de las raciones al no tener referencia de tamaño, pero eran realmente pequeñas en comparación con restaurantes semejantes.



2009 Salmonetes con cristales de escamas comestibles, rabo y jugo de chocolate blanco con algas.
El centro del plato era un mini lomo de salmonete cuya única virtud eran las escamas porque era un poco carente de sabor, bastante más sabrosos se los compro a mi pescadero.
Para hacer estas escamas crujientes hay que separarlas unas de otras con el pez en crudo, ponerlo sobre algo curvado, por ejemplo un colador boca abajo, poner el lomo sobre él para que las escamas se levanten y añadir aceite muy caliente, por contraste de temperaturas las escamas se vuelven como veis en las fotos, a mí me gustaron mucho, más que el salmonete.
En el plato flotaban solitarios y tristes un par de mini trozos muy muy sabrosos y exquisitos de rabo, no pegaban ni con cola pero fue lo más rico del plato.
Otra espuma de chocolate blanco y una mayonesa de algas y trufa.


2009 Pichón de Araiz hecho en asador con un hueso de pasta fresca cubierta con setas al cebollino, pequeños toques de una crema trufada.
Poco que decir salvo que como mejores pichones en Arriondas.
Muy bueno el pichón, con un perfecto punto, pero no el mejor y luego lo de siempre, unas setinas, una cremina y una mini mini tosta de sus interiores.
Señalar que venía con un antiestético pinchazo en medio de la pechuga que no tengo ni idea a que es debido.

Hasta aquí el apartado salado, no hubo plato malo, todos correctos, sin nada que tachar ni que decir salvo que no me llegaron dentro, no capté esta cocina, no hubo la tan necesaria magia para disfrutar de una comida.


2010 Coco helado con ron granizado, lascas de zanahoria, brochazo de remolacha
Estos postres tan de moda están dentro de ese tipo que no me gustan ni aportan nada, cada vez son menos postres como yo lo entiendo.
Brochazo de remolacha más visual que otra cosa, un "bizcocho" de mango, un helado de coco y una granizado de ron, ni fu ni fa.



2010 Chocolate y miel de acacia con café amargo irlandés.
Estoy seguro que riquísimo postre para quien le guste el Irlandés pero a mí no me gusta el "güiski" con lo cual ahí se quedo el repetitivo granizado y el amarguísimo helado de café.
La especie esa de Kit Kat estaba rica, pero nada sorprendente.

Me parecen un fracaso total los postres, pueden no gustarme a mí, eso es a parte, pero son clónicos, helado-cosa-granizado, no se no se....



Ahora si, se acabó y lo hicimos con peor sabor de boca después de los postres.
No me apeteció ni tomar el café allí, lo hice en el primer chigre que encontré por el pueblo, aun así nos trajeron unos petit fours.



Hicimos la comida con un agradable y "ecónomico" Burdeos Mouton Cadet Reserve 2007 que por 38 eur + iva nos hizo disfrutar un poco más de la comida.


No se que os parecerá el menú, a mí no me emocionó y tengo que decir que de todos los menús degustación que comí este es el más escaso con bastante.
Del restaurante nos fuimos a Donosti a comernos unos inmejorables pinchos con unos zuritos y ya cogimos carretera de vuelta con un poco más de animo y cara de felicidad, si es que en el fondo uno ye probe y lo será hasta que se muera, disfruté más con los pinchos que con las 3 estrellas...
La verdad es que fue decepcionante, esperaba mucho más, creo que por 400 euros con un vino barato se puede dar bastante más, inevitablemente me viene a la cabeza el menú del Celler...