
Los domingos por la tarde y además con lluvia, son perfectos para ponerse a enredar en la cocina. ¿Y que hago? En este caso, el requisito mínimo era : “que lleve chocolate”. Y es que circula por mi despensa un paquete de Cacao Barry Cobertura al 70% de Santo Domingo al que hay que ir dando salida, por que como bien sabemos los amantes del chocolate, una vez que se abre el envase, hay que consumirlo pronto porque va perdiendo cualidades. En este caso, y según leo en la caja: unas notas vinosas, afrutadas, picantes e intensas, que son características del cacao de Santo Domingo. La verdad, yo no soy capaz de captar tantas “notas” pero el sabor de esta cobertura es excepcionalmente intenso y a la vez elegante y equilibrado.
Bueno, pues ya tenemos la excusa, ahora, a por la receta. Como soy de naturaleza anárquica, en lugar de seguir una receta, leo 4 por internet, otras 3 en diversos recetarios de cocina (Ruscalleda, Berasategui, Jaime Oliver.....) y, una vez que he comprobado que se parecen entre sí como un huevo a una castaña, cierro libros, apago ordenador y me quedo con lo que me gusta de cada una. En primer lugar, hago una pasta sablé enriquecida con almendra. Aquí si sigo una receta al pie de la letra:
20g mantequilla
2g sal
90g azúcar glass
30g almendras en polvo
50g huevo
60g harina
175g harina
Hay que mezclar la mantequilla en pomada con la sal, el azúcar glass, la almendra en polvo, el huevo y los 60g de harina en la Thermomix ( o a mano, claro) hasta obtener una masa homogénea. Se añaden los 175g de harina restantes y se mezcla brevemente. Cubrir la masa con papel film y guardar en el frigorífico. Extender con el rodillo y forrar un molde con la masa. Hornear en blanco a 180º, hasta que la masa esté un poco dorada. Hay que tener cuidado con los bordes porque se queman con facilidad. Un truco sencillo y que seguro que ya conocéis, es extender la masa entre dos papeles de hornear, así queda muy fina y resulta más fácil forrar el molde.
Ahora preparamos el relleno:
Ajusté la receta que más me gustó pero le quité un poco de azúcar, la aromaticé con vainilla bourbon y no le puse harina. La verdad, no le puse harina porque se me olvidó, pero resultó un acierto porque la textura quedó cremosa pero bien cuajada. La cosa es así:
160g de cobertura de chocolate de calidad
160g de mantequilla
160g de azúcar
4 huevos
Vainilla
Derretimos la mantequilla con la cobertura y añadimos el azúcar y la vainilla, removiendo hasta conseguir una emulsión fina. Dejamos templar, cuando la mezcla esté casi fría, vamos añadiendo los huevos de uno en uno, no añadiendo el siguiente hasta que el que hemos puesto esté completamente integrado.
Rellenamos el molde forrado de masa sablé que hemos horneado previamente y al horno, 40 min a 150ºC. Hay que tener cuidado de no pasarse con el tiempo de cocción para que el relleno no se seque. Sube un poco en el horno, pero se asienta al enfriar.
El resultado: una tarta con un aspecto un tanto imperfecto, lo reconozco, pero sorprendentemente buena, a pesar de la improvisación y el olvido. El relleno quedó con una textura jugosa y un sabor intenso. Eso sí, sólo es apta para choco-alcoholics... el resto, abstenerse o modificar las cantidades de cobertura (reduciéndola) y de azúcar (aumentándola). Se me ocurre que podría quedar bien aromatizada con ralladura de haba tonka ;-) pero no tengo!!! Probaré la próxima vez, porque la tarta ha tenido mucho éxito y seguro que repito.