
El otro día y sin más motivo que disfrutar de una buena cena en la mejor compañía posible fuimos a cenar a la venta del jamón, en Pruvia-Llanera.
Habíamos ido con anterioridad en varias ocasiones y siempre disfrutamos, la última vez hace un año aproximadamente, pero como uno está en plena adolescencia gastronómica, sus gustos andan un poco revueltos y cada vez se entiende menos a si mismo y lo que se mete en la boca, pues me apetecía volver a la venta a ver cuanto había cambiado mi gusto y capacidad de disfrutar de cosas "normales".
Llegamos a la venta, era un jueves a las 22 horas, no se veían muchos coches y pensé que el panorama era el mismo de muchos restaurantes, que seriamos casi casi los únicos dentro.
Craso error, había varias mesas ocupadas y a lo largo de la cena llegaron varias más, una ocupación muy superior a la media.
Nos sentamos en un salón acristalado que estaba vacío (huyo de la gente como del demonio), muy bien puesto, a un lado da otro salón y al otro una cristalera que da a un pequeño patio suyo, muy agradable y acogedor.

El servicio absolutamente perfecto y profesional, impecable, propio de un sitio "superior" (espero que me entendáis lo que quiero decir por superior)
Nada más sentarte tienes en la mesa las típicas, en esta casa, almendras, a mi me gustan y prestan mucho.

Llega la carta y mientras decidimos nos traen de aperitivo de la casa un plato de pepinillos (no me gustan y no probé) y un plato de tomate con cebolla, muy buen tomate y aceite, muy sencillo a la vez que prestoso.

Eramos 4, de entrantes pedimos unas croquetas de jamón, jamón, las conocía, muy ricas, jamón bueno y abundante, se nota, una bechamel ligera, muy poco harinosa, muy suaves a la vez que sabrosas, perfecto rebozado y fritura, de las "güenas", nada sofisticado, solo criticaría ese papel que va entre ellas y el plato que no me gusta nada y me parece cutre cutre, pero eso es irrelevante.


La otra entrada elegida, por descarte de las que ya habíamos probado, fueron las berenjenas fritas con pisto de verduras, correctas ellas y correcta la salsa de pisto, un pisto de verduras pasado por el pasapures , un poco "gordo", sabroso, las berenjenas rebozadas, para mi sobraba, pero vuelven a ser mis gustos, entrada correcta que no me dijo nada y que no volveré a pedir por haber otras muchas para mi superiores.


Llegamos a los principales, empezaré por mi, hamburguesa de kobe con sus atributos.
Para empezar me mosquea el nombre, mejor dicho, el apellido "Kobe", así todo la pido, tengo un grandísimo recuerdo de la carne de este sitio en otras visitas.
La hamburguesa está bien, la carne sabrosa, jugosa y en su punto, se nota la elaboración "casera", las patatas que acompañan sorprendentes, tremendamente tiernas en su interior para su grosor, me gustaría mucho saber como las hacen porque me encantaron.
Acompañaba también una mostaza potente, una especie de "algo" de pepino que suavizaba y refrescaba y sinceramente no recuerdo el resto, con lo cual deduzco que no me dijo nada.

El bacalao al pil-pil muy rico, el bacalao en su punto perfecto, para mi un minutín menos sería ideal, el bacalao de una de las mejores calidades que se pueden encontrar, lo cual no dice mucho tampoco porque es una caca últimamente, el pil-pil correcto pero un poco flojo para mi gusto, bien ligado pero le faltaba más potencia del bacalao.

Llegamos a los arroces, primero uno con pulpo y oricios, sorprendentemente rico, buena ración que previamente te muestran en la paella y emplatan en una mesa contigua arrancando bien lo "pegado" del fondo.
Sabroso, buen producto y muy buena preparación.
A parte de los abundantes ingredientes que aportan por si solos bastante sabor, se nota que esta hecho con un buen fondo de pescado.
Yo creo que técnicamente este arroz es el mas difícil, conseguir ese socarrá y el grano en su punto no es fácil, francamente bueno para mi gusto.


Arroz con pitu de caleya, lo mismo que dije del anterior lo podría decir aquí, a priori puede parecer mas "soso" pero estaba muy bueno también, elaboración técnica idéntica al anterior, con un fondo de pollo y el pitu al final.


Llegamos a los postres con un muy buen sabor de boca, yo me decidí por el souflé de avellana (liquido), postre que recuerda a mi añorado, llorado y deseado souflé de avellana del Señor Martino.
En esta ocasión cambiaron el formato pero idéntica técnica y sabor, creo que no hace falta hablar de él, solo decir que ración hipergenerosa que no fui capaz a acabar, tal vez motivado por el excesivo dulzor del "relleno".


Crema de arroz con leche requemado, excelente y generosa ración, muy buena.

Hojaldre con crema y chocolate templado, poco que decir que no diga la foto, simple pero bien ejecutado, la crema, el hojaldre y el chocolate clásicos pero "bien hechos", cosa no demasiado común.

Acompañó la cena un clásico, "
bienqueda" y poco arriesgado
enate que agradó a todo el mundo.

La cena con cafés fueron 140
eur para 4 personas, 35 por persona, me parece una gran
RCP, gran servicio, buen ambiente, cocina clásica, sincera y bien hecha, como tiene que ser, volveré.
Para acabar os pongo la carta.


